jueves, 23 de octubre de 2008

Olmedo


Rúcula : tipo de hortaliza considerada para fines culinarios; un tipo de lechuga. Rucúcula: verdura para ensalada que Alberto Olmedo le enseñó a comer a Juan Carlos Casas, según Casas. No se sabe si r ucúcula es el milagroso punto de llegada de esa porfiada práctica de los tipos grandes que consiste en mencionar lo novedoso alterándole el nombre para marcar cierta prescindencia generacional (lo hacen siempre con los apellidos de los jugadores de fútbol). Si es eso o si rucúcula es un deliberado y precioso juego de palabras logrado alguna vez o en este momento por el propio Casas, con fondo sonoro de la radio colgada del tirante de la carpa más el ruido del viento que hace bailar la radio sintonizada donde venga y el golpe de las olas, hoy bastante iracundas al pie del Torreón del Monje. Gran postal a la que nada le hace falta, ni esa leyenda subsidiaria del caballero heroico que se tiró al agua con caballo y todo. ¡El Torreón! Inmejorable escenario de na de las más evocadas "nochesOlmedo" en la Feliz.Agotada la sobremesa, una noche arrancó con troupe para este castillete, arribando a la 1.30 de la madrugada. Aquí coincidieron, por ejemplo, un joven Guillermo Francella y, también, un inspirado Alberto Cortez que se sentó al piano y tocó y tocó; y su amigo Olmedo cantó unas canciones asturianas, y de todo. Resulta que esa noche, el dueño de la confitería del Torreón aceptó invitar. Y los convidados honraron su desprendimiento: en los cálculos de los testigos, las botellas de champán sumaron veinticuatro. En champán con medialunas consistió el desayuno que promedió una larga noche que duró exactas doce horas. Cuentan que al momento de la despedida, uno de los participantes, extenuado y con un poco de líquido en el estómago, formuló la siguiente pregunta: ¿Qué hace toda esta gente desnuda por acá?" Y que alguien con algún digno reflejo remanente le respondió: "Vienen a la playa. Es la una y media de la tarde.Es normal". Por supuesto que en las doce horas del Torreón estuvo Juan Carlos Casas, sombra querida de Olmedo; su secretario privado, único con permiso para abrirle la billetera; confidente, hermano casi. Las fotos lo muestran feliz, como lo fue durante esa Mar del Plata "de la época de Olmedo". Esa que terminó de golpe aquella madrugada del 5 de marzo de 1988 –se cumplirán 20 años– cuando el cómico, que atravesaba su mayor pico de popularidad, cayó desde un balcón del piso 11 del edificio Maral 39, en el Boulevard Peralta Ramos 3675.LA NARIZ DE MAMARRACHO A los 79, después de tres años de ausencia, Casas volvió a Mar del Plata. Al fin y al cabo su lugar en el mundo en el verano. En su mochila carga las fotos de su viejo jefe, y las suyas con el jefe. Siempre hay alguien que quiere verlas. También lleva la nariz de espuma de Mamarracho, su personaje, un payaso así bauti zado por Fidel Pintos. Casas es actor, pero trabajó como hombre de confianza de dos figuras: primero, durante ocho años, fue secretario de Juan Carlos Altavista; después, durante 23, de Olmedo.¿Y qué tarea implicaba eso? "Básicamente, manejarle la plata –explica–. Ir al banco, ir a depositar.Pensá que en Mar del Plata las recaudaciones eran grandes; toda una responsabilidad. Me acuerdo que nos íbamos del teatro por el fondo con Fernandito, con un auto viejo que tenía él." Fernandito murió en el accidente con Rodrigo. Era el hijo más grande del cómico, que tuvo seis. Fernando, Marcelo y ariano, con Judith Jaroslavsky; Javier y Sabrina, que es actriz, con Tita Rouss.Y Alberto, con Nancy Herrera. No lo conoció y se dice que se enteró que iba a nacer poco antes de caer por el balcón. Fue Casas quien le presentó a Nancy, casi sin saber quién era. "Yo estaba haciendo a Mamarracho en una exposición del juguete en La Rural y ella atendía un puesto.Le contaron quién era yo y me pidió que le presentara a Olmedo. El me dijo que la invitara al teatro." Una noche de 1980 empezó una historia que los hijos del cómico, aunque la relación con el padre no se alteró por eso, nunca convalidaron.No volvieron a ver a Nancy ni tratan al hermano menor.LOS MUCHACHOS DEL TORREON Si hubo "una época de Olmedo" en Mardel, y veinte años no es nada, entonces deberían quedar unos cuántos muchachos de tal época. Bien, el primero que nos presenta Casas se llama Julio Juárez. Parece un veterano luchador de catch, pero su arte con las manos es resueltamente más fino: se dedica a los masajes, en su carpa montada en el balneario del Torreón. Primero que nada, él –que también corrió las doce horas del Torreón– da fe de las veinticuatro botellas de champán. En la "época Olmedo" lo llamaban "el masajista de las estrellas".Sus manos acariciaron la piel de Susana Giménez confortaron los músculos de Carlos Monzón, eje de la primera feroz noticia del fuertemente noticioso verano del '88: el crimen de Alicia Muñiz, en febrero, 20 días antes de la muerte de su amigo Olmedo. Desde que masajeó al cómico, Julio el masajista pasó a integrar la profusa legión de personajes del entorno/ambiente que recuerdan bien al rosarino. Imposible encontrar a alguien que hable mal de Alberto Olmedo. "Era muy generoso con los actores. Daba un paso atrás y dejaba que cada uno dijera su texto y se luciera", lo recuerda Silvia Pérez, una de sus chicas en la tele y en el teatro. Silvia confesó una relación personal con él. "Fue el único hombre en mi vida que ocupó varios roles." Adriana Brodsky cuenta que Olmedo no se parecía al Manosanta, personaje boom de 1986 que el cómico craneó un día que le sacó a su secretario una Semanario que informaba sobre este tipo de personajes. "Olmedo –dice la Bebota – tenía códigos que han desaparecido. Al fijarse en una mujer, no se mandaba con cualquiera.Era un caballero." Don de gente, lo llama Julio el masajista: "En el trato era igual que cualquiera de nosotros. No: era menos". Casas aprueba: "Fue un tipo que jamás perdió la humildad. Siempre me decía: 'Nunca me voy a olvidar de lo que era ponerse papeles de diario en el pecho para no tener frío'".Olmedo fue "tan pobre", como bromeaba de grande. Eramos tan pobres se llamó la última obra que hizo en Mar del Plata. Había nacido en 1933 en un hogar más que humilde en Rosario y hoy tendría 74años. De buena condición física –siempre penduló entre los 64 y los 68 kilos– fue acróbata e hizo de todo un poco antes de afianzarse como actor. Rosario quedó como el lugar adonde iba a tomar aire, en las mesas de sus viejos amigos. En Rosario está uno de sus monumentos. El otro, en Mar del Plata. Hay que pasar el Maral 39 y unos metros más allá está ese medio cuerpo de brazos cruzados dándole la espalda a la barranca. La CGT lo mandó hacer y puso la placa: "Al compañero trabajador del espectáculo Alberto Olmedo", ése que nunca le negaba un bolo a quien se lo pedía y ahora esta ahí, de metal, como tentado de risa, bien ahí, salvo por esos ojos vacíos –pasa con todas las estatuas–. No ay remedio.BAJO EL MISMO QUINCHO "Rolo", presenta Casas. Estamos otra vez en la playa del Torreón, carpa 101, la radio colgada, yerba y azúcar en unos tarros de dulce. El sentido del humor de este Rolo es tal que incluye una miniguía sobre la practicidad y los réditos de su entretejido. Con Olmedo coincidían en la misma casa abocada al rubro, en Buenos Aires. Rolo es tanguero, profe de tango, y está casi obligado usarlo. Olmedo lo aguantó un poco: una vez en una playa de Puerto Rico se le llenó de arena y bye peluquín.La pelada dejó de ser una preocupación estética, no así las bolsas de los ojos, que se operó. ¿Ir a comer era la pasión de Olmedo? "Yo creo que lo que más le gustaba era estar anunciando todo el día a dónde íbamos a ir a cenar. Después comía poco y nada ", cuenta su secretario. "Vos tenés suerte, tenés una mujer que cocina", lo envidiaba Olmedo. Con frecuencia levantaba al teléfono para avisarle que iba a ir a su casa, firme, fijaba el menú. En general, nada refinado: "Quiero asado al horno con papas". Rúcula – Rucúcula !– y lechuga arrepollada eran un estímulo culinario. Una vez un amigo le llevó una planta de lechuga el teatro. Olmedo agradeció exhibiendo el regalo en el escenario. "Mi viejo era muy generoso c con la plata. Nunca iba a dejar que pagara otro.En Mar del Plata alquilaba un departamento para él y una casa en Los Troncos para los amigos. Elegía una grande, con cuatro dormitorios, y la gente iba rotando. Y él bancaba. ¡Había que llenar esa heladera!", cuenta Mariano (43), el tercer hijo del cómico. Mariano Olmedo es productor de espectáculos y maneja la muestra itinerante sobre su padre que gira por el país. Para 2009 planea tener listo el proyecto en el que viene trabajando hace años: El regreso el CCapitán Piluso , un filme de animación. El produce y dirige y su hermano Marcelo escribió el guión.Están viendo si usando viejos registros de audio pueden lograr que la voz sea la del propio Olmedo. "Mi viejo nos dijo que íbamos a tener que estar siempre atentos porque lo que él hacía era para siempre. Y que así. Lo ponen y tiene ráting. Salieron unos dvd y se agotaron." La vigencia es muy grande porque la vida de Olmedo se cortó en su máximo suceso. No había que decir "poné a Olmedo". Los viernes, a las 22, en cada casa el programa estaba puesto. En Mardel, en la temporada anterior a la de su muerte, había registrado el récord histórico de taquilla: más de 119.000 espectadores.CHORIZOS Y PERFUMES Salvo Sabrina, los chicos ya tenían de 20 para arriba en los últimos años del padre, y participaban en esas sobremesas sin fin. A Olmedo le divertía esperar a los invitados con un numerito en la mano y durante la noche hacía rifas. "Sorteaba doce chorizos, un perfume... él quería que todos se llevaran algo, un souvenir, como en los cumpleaños de los chicos", se acuerda Mariano.Esas eran mesas fuertes. Un espectáculo bastante cómico lo dio involuntariamente el Gordo Porcel la noche en la que, después de comer, se desplomó en toda su extensión sobre uno de esos sillones de jardín de herrería artística. Unas horas después, los rulitos de las patas del sillón se habían hundido unos cuántos centímetros en la tierra. Franco en el teatro, franco en la tele, el lunes era el día de Olmedo para sus hijos. Las cenas en Fechoría eran una fija, también a la salida del teatro. Los jóvenes Olmedo también invitaban al papá: los viernes caían en New York City, la disco de moda."Tenía más de 50, pero muchos gustos de tipo más joven. Le encantaba ir a bailar, por ejemplo. ¿Sabés cuál era la música que más le gustaba escuchar? Madonna.El tema La isla bonita lo volvía loco." En Mardel, de la mesa arrancaban para la sucursal de Palladium, otro boliche que hizo historia. Fernando Olmedo era el RR.PP. y parece que el VIP contaba a diario con una buena intensidad de personajes y situaciones. Pero en la madrugada del 5 de marzo de 1988, Olmedo saludó temprano. La cena fue en Hamburgo –sobre Colón, allí donde Mar del Plata ya no es tan centro–, restorán de manteles a cuadritos y cuadros de localidades alemanas en las paredes.Había conseguido dos cochinillos y se los había hecho llegar al cocinero con la instrucción de que preparara uno al horno y otro a la parrilla. Por pedido de un amigo, o de un amigo de un amigo, Olmedo era de ir a restoranes chicos para dar una mano a los dueños. Si iba él, después iban todos. Siempre cargaba en el baúl del auto un par de cajas de vino tinto bueno. Pero esa noche tomó un Kleinburg blanco. De postre, panqueque de manzana. A las dos, se levantó de la esa para ir a encontrarse con Nancy Herrera, que lo había llamado al restorán para avisarle que estaba en Mardel. "Ellos habían estado distanciados y él sufría mucho.Estaba feliz porque se iban a encontrar", cuenta a Viva Susana Romero, otra de sus chicas en el escenario. Así que Olmedo pidió que le armaran un paquetito con lo que había quedado del cochinillo, se calzó la gorra, y arregló un horario con su hijo para ir a llevar unos televisores y unas videocaseteras que habían comprado para la cárcel donde estaba Monzón. "Esta noche dos funciones" –saludó – y partió rumbo al Maral 39. Su secretario se quedó un rato más y después salió a caminar por la ciudad. Esa noche no le había visto buena cara a su jefe. Pero en fin: Olmedo ya tenía pensados tres personajes nuevos – H.P. (o sea "el hincha pelotas"), Carlitos El Duro (un recio tanguero, no vayan a creer otra cosa) y el Junco Rosarino , un gay–, planeaba ir a París, se había comprado muebles nuevos, y ya había acordado para seguir con la obra durante el año en el teatro Alfil.Ese sábado a la madrugada Casas caminó y caminó. Recién a las seis y media llegó al lugar donde estaba parando: una habitación en un restorán-hotel que intentaballevar adelante con unos socios. Su gran capital era la garantía de la presencia de Olmedo. Dormía cuando el cocinero le golpeó la puerta y le rogó que por favor pusiera la radio porque la radio había dicho que se había muerto su jefe.Mariano Olmedo estaba en Buenos Aires y también puso la radio. En Buenos Aires estaba lloviendo y la radio dijo que había muerto su papá. "Yo estaba cerca del lugar, me puse una remera y me fui en patas... Fue algo muy feo", lo sufre todavía Divina Gloria, que además de actuar, cumplía otro rol en el esquema Olmedo: le enseñaba las canciones que el cómico cantaba cuando empezaba el sketch de Borges y Alvarez, antes de sacar como loco la lengua.Estuvo vivo unos minutos en la vereda, pero incon sciente. Nancy Herrera contó que se había subido a caballito de la baranda del balcón y perdió el equilibrio. Habían tomado champán. Ella quiso agarrarlo, dijo,pero no pudo. Se hizo un mito alrededor de una bolsita de nailon que apareció en el piso. Después el juez dijo que era irrelevante, pero confirmó que las pericias habían detectado cocaína en el cuerpo. Para arrancar la temporada, Olmedo se instalaba en diciembre. Su amigo Rogelio Roldán, el funebrero, tenía contadas ocho navidades con él. Esta vez le tocaba velarlo.LO QUE EL NEGRO SE LLEVO Desde la terraza del Hermitage se obtiene una buena panorámica. A la derecha, el Torreón, al centro el mar, a la izquierda la Rambla, y la mole del Hotel Provincial, paradero festival de la familia Olmedo cuando los chicos eran chicos. Asomados por la baranda del Hermitage quedamos de rostro a la atracción inaugurada hace ya 23 veranos: la vereda de la estrellas, esa cuadrícula donde los famosos vienen dejando su huella. Vemos que, con atino, Julio Bocca estampó sus pies; que Carlos Monzón legó su puño intimidante, y que Isabel Sarli y María Grazia Cuccinota dejaron su manos, igual que Martha Bianchi y que Valeria Lynch, que Raphael o Brandoni. Atención: ahora mismo viene alguien a posar sus manos. Nadie le tiene preparada una cuadrícula, en razón de que no se trata de un famoso sino de un joven del común, bocha rasurada, gafas negras, sudadera para amortizar la fuerte inversión en tatuajes. Llega este pelado y encaja su manazas en la huella ya existente en la cuadrícula apretada entre las baldosas de Mercedes Carreras, Darío Vittori, Víctor Heredia y Ricardo Darín. Agachado, queda sumergido en una especie de profundo trance personal. ¿Vendrá todos los días a saludarse así con Alberto Olmedo?Un señor de traje aparece en unos de los impagables sketch de Alvarez y Borges, o sea Javier Portales yAlberto Olmedo. "Buenas tardes jovencitos, los espero en la fiesta de la primavera a los cuatro hermanos", les dice, porque está ebrio y entonces ve doble y ve jovencitos a Borges y a Alvarez. Se encuentra fácil en YouTube.Ese señor es Juan Carlos Casas, el secretario/actor que ahora –ya que el tatuado dio por terminada su ceremonia– aprovecha para dejarle a las manos de su jefe un besito que primero estampó en su dedo índice. "Me costó volver después de la muerte del Negro", dice Casas. Pero este año vino, aunque su Mar del Plata "de la época de Olmedo" nunca volverá a estar completa mientras a Rolo, el profe de tango, le cueste encontrar una mesa donde le traigan la picada de los 25platitos.Y al puchero mixto de Ambos mundos , restorán de gallinita en el cartel y pecera adentro, haya que pedirlo en otra parte, ya que en el local de la calle Rivadavia venden remeras que hacen chistes comparando a la mujeres con la cerveza, ganando la cerveza. A lo mejor a la Mar del Plata "de la época de..." todavía se la pueda armar un poco con lo que persiste: los muralitos de trabajadores, vikingos y dragones que adornan la entrada de los edificios del centro; sentándose en el bar Mundial '78, donde sirven el vermú con sifón y el limón adentro del vaso. Vale la pena pararse con un cómplice comomedia cuadra –hay que encontrar bien la perspectiva– y simular un cabeza con la gran pelota de vidrio que este bar tiene como letrero. Nunca habría que sacar de ahí esa pelota. Si no, ¿a qué jugamos? Al fútbol con Olmedo, no. No le gustaba. Era de Central, pero más por decir. Jugaba al golf y al tenis. En los últimos días el deporte le había deparado una renguera y como para caminar afirmado estaba usando esas botas tejanas que tenía puestas cuando cayó del piso 11. Esas las usaba el Manosanta, dice su secretario. Las mismas.

A OLMEDO


El hombre que les robo a la Argentina una sonrisa por unos minutos, ese hombre se llama Alberto Olmedo, el capo cómico, que alegro a grandes y a chicos.
Piluso, Rogelio Roldan, Álvarez y Borges y el Manosanta, todos eso personajes y mucho más, nos alegro la tarde-noche de las pantallas de televisión.
“El Negro” como le decían a él, mas querido del ambiente, murió una madrugada gris, el 5 de marzo de 1988, en el edificio Maral 37, en el piso 11 después de salir al balcón y jugar con Nancy Herrera su esposa. Con una sonrisa típica de él, tirado en el suelo de la calle y Nancy Herrera gitando en el balcón, la gente de a poco se acercaba a mirar el cuerpo del capo cómico por última vez.
Nació en un humilde barrio de Rosario, donde trabajo de verdulero y carnicero.
A él le gustaba mucho el teatro y rápido se metió en una escuela que pagaba con lo que su querido amigo Becaccece le daba en la carnicería.
Se fue a probar con suerte a Buenos Aires a un teatro, paso los días en la gran ciudad durmiendo a fuera pidiendo monedas y trabajando en la calle como cómico.
Un día se encuentra con un amigo que lo hospeda, y le da trabajo en canal 7, de ahí con su carisma y su sonrisa ganadora sorprende al director que lo contrata. Arranca con un Piluso y Coquito que sorprende a grandes y a chicos, se caracterizo por un humor con doble sentido.
En 1976 golpe militar en la argentina, en el programa de chupete se hace un anuncio de la desaparición física del capo cómico y una semana después, como consecuencia de la broma con referencia a los asesinatos que estaba cometiendo los militares en el poder, le levantan el ciclo.
Dos años después aparece de vuelta en canal 11 con Susana Giménez, el programa se llamaba “Alberto y Susana”, con poco éxito el programa se va a canal 13. Vuelve a canal 11 haciendo “No Toca Botón” con Jorge Porcel, empiezan con los grandes personajes: “Rucucú”, “Chiquito Reyes” y “Lucy y el Nene”.
Olmedo empieza a ser publicidades en cámara. En 1985 arranco el teatro en Mar del Plata la comedia “El bicho tuvo la culpa” dirigida por Hugo Sofovich, un gran éxito.
Y en 1988 otro dirección de Sofovich de que bate record de audiencia con la obra “Éramos tan pobre”.
En la madrugada del 5 de marzo de 1988 fue el adiós de Alberto Olmedo, en una broma que quiso hacer en el balcón, se resbala de las manos de Nancy Herrera y cae del piso 11. Con lagrimas en los ojos Nancy, y viendo que no podía hacer nada llama a los gritos ayuda, después de una hora vienen una ambulancia, mientra policías y gente chusma se acercaba al cuerpo de Alberto que con su sonrisa se despedida del mundo. Nos dejo con lagrimas en los ojos esa madruga hay negro querido porque, porque decía la gente mirándolo. Sus restos actualmente descansan en el Panteón de Actores. Se lo recuerda con videos, foros y fotos del único inigualable Alberto Olmedo.

sábado, 18 de octubre de 2008

Biografia

Nació en el humilde barrio Pichincha de Rosario, antiguamente la "zona roja" de la ciudad, con prostíbulos y bares de mala muerte. Vivió con su madre, Matilde Olmedo, en la calle Tucumán 2765. A los seis años, además de concurrir a la Escuela n.º 78 Juan F. Seguí, trabajó en la verdulería y carnicería de José Becaccece, en la calle Salta 3111.
En 1947, por intermedio de Salvador Chita Naón se integra a la
claque del teatro La Comedia. Al año siguiente, con su amigo Osvaldo Martínez se incorpora al Primer Conjunto de Gimnasia Plástica en el Club Atlético Newell's Old Boys de Rosario. Por esa época también participa en una agrupación artística vocacional que funciona en el Centro Asturiano: La Troupe Juvenil Asturiana. En 1951, como parte de los números de La Troupe, forma (junto a Antonio Ruiz Viñas) el dúo Toño-Olmedo. Ya profesionales, la pareja actúa en varios espectáculos, entre ellos Gitanerías, dirigido por Juanito Belmonte. Para fin de 1954 decide viajar a Buenos Aires para probar suerte.
En mayo de
1955, ingresa como switcher al Canal 7 Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, distante 300 Km al sur de Rosario, por la referencia de su amigo Pancho Guerrero. En la cena de fin de año en la que se reúnen las autoridades y el personal del canal, Olmedo realiza una formidable improvisación y Julio Bringuer Ayala, interventor de la emisora, le ofrece trabajar como actor. Una semana después de la cena debuta en La Troupe de TV, programa dirigido por Pancho Guerrero, en el que trabajan María Esther Gamas, Noemí Laserre, Tincho Zabala y Rodolfo Crespi, entre otros. Comienza a hacer monólogos y pequeños sketchs en La revista de Jean Cartier, donde surge «El profesor de locutores». Al mismo tiempo participa en Medianoche en Buenos Aires y en Sonrisas y melodías.
En 1957, el productor Julio Moller le ofrece protagonizar un ciclo infantil los sábados al mediodía y nace Joe Bazooka. El programa dura tres años, pero Olmedo no deja de trabajar como técnico.
El 12 de marzo de 1958 se casa con Judith Jaroslavsky y el 3 de diciembre de 1958 nace su primer hijo, Fernando.
El 20 de agosto de 1959 se estrena la película Gringalet, de Rubén W. Cavallotti, en la que debuta como actor cinematográfico interpretando un papel secundario.

Olmedo, Guy Williams y Coquito
En 1960 comienza en
Canal 9 El Capitán Piluso, su primer gran éxito, ciclo que dura poco más de tres años en esa emisora. En 1965 el programa se emite durante un año en Canal 7 y a partir de 1967 se presenta dos años en el Canal 2 de La Plata.
El 19 de marzo de 1962 nace Marcelo, su segundo hijo.
A fines de marzo de 1964 ingresa al elenco de Operación ja ja, un programa de
Gerardo y Hugo Sofovich en Canal 11. Ese mismo día, debutan Javier Portales y María Rosa Fugazot.
El 26 de julio de 1964 nace su tercer hijo, Mariano. En octubre de 1964 Olmedo se separa de su primera esposa.
En enero de 1965 comienza el programa Un verano con Olmedo, donde vuelve a ser protagonista de un ciclo, con la dirección de Gerardo y Hugo Sofovich.
El 23 de septiembre de 1967 se casa con Tita Russ. El 28 de julio del año siguiente nace Javier, su cuarto hijo.
En Operación jajá nacen los personajes Rucucu y el Yéneral Gonzáles. Al mismo tiempo Olmedo se presenta esporádicamente en otro ciclo de los Sofovich: Vivir es una comedia, también emitido por Canal 11.
Para 1969 participa en El botón, por Canal 9, y además presenta Domingos de teatro porteño, realizando algunas actuaciones especiales en Domingos de mi ciudad.
En enero de 1970 conduce el programa El Test de las familias que se emite por Canal 9. El 14 de enero nace su única hija, Sabrina.
El 3 de diciembre regresa a Canal 11 con Las 36 horas de Olmedo, una emisión a beneficio de la
Casa Cuna y del Hospital Argerich, dónde bate el récord de permanencia en cámara.
En 1972 comienzan los ciclos El chupete, con libros de
Juan Carlos Mesa y Jorge Basurto, y Fresco y Batata (con referencia al queso fresco y el dulce de batata), junto a Jorge Porcel, ambos en Canal 13. Protagoniza junto a Susana Brunetti la comedia musical Promesas, promesas, en el teatro Odeón.
El 22 de marzo de 1973 se estrena Los caballeros de la cama redonda, la primera de las películas filmadas para el sello Aries, con dirección de
Gerardo Sofovich.
En 1974 protagoniza Alberto Vilar, el indomable, con libro de
Víctor Sueiro, en Canal 13.
Al año siguinte debuta en el teatro de revistas, en el
Teatro Maipo, junto a José Marrone. En el mismo teatro se presenta en su primera revista con Jorge Porcel, dirigida por Gerardo Sofovich.
El 4 de mayo de 1976, en el primer programa del año de El Chupete, se anuncia la «desaparición física» de Olmedo y una semana después, como consecuencia de la broma (con referencia a los
asesinatos que estaba cometiendo los militares en el poder), le levantan el ciclo. A raíz de este incidente es «borrado» de la televisión por dos años.
En 1978 vuelve al frente del ciclo Olmedo ’78 por
Canal 11.
En 1980 protagoniza junto a Susana Giménez el ciclo Alberto y Susana, junto a
Susana Giménez, en el Canal 13, con libros de Hugo Moser, Víctor Sueiro y Humberto Ortiz. El 19 de junio se estrena A los cirujanos se les va la mano, primera película del cuarteto Alberto Olmedo - Susana Giménez, Jorge Porcel, Moria Casán, dirigida por Hugo Sofovich.
Al año siguiente comienza el programa No toca botón en Canal 11. Junto a Porcel, Giménez y Casán presenta La revista de las superestrellas en el Teatro Metropolitan, dirigida por Hugo Sofovich. En julio se separa de
Tita Russ.
Para 1982, el mismo equipo se presenta con Seguimos rompiendo las olas en la temporada teatral de
Mar del Plata.
En el programa No Toca Botón de
1983, nacen dos personajes exitosos: Lucy y El Nene. En este último Olmedo comienza a hacer sus famosos «chivos» al aire (publicidades dentro de los sketches).
En
1984 nace el personaje «Chiquito Reyes, doble de riesgo», en No toca botón.
Durante la temporada ´85 en
Mar del Plata, protagoniza la comedia El bicho tuvo la culpa, dirigida por Hugo Sofovich. Este año comienza el ciclo de No toca botón con la quema del disfraz de Rucucu. Nacen El Dictador de Costa Pobre, El Pitufo, El Psicoanalista y el nuevo Chiquito Reyes, esta vez como un marido cornudo.
En el verano austral de 1986 presenta El bicho tuvo la culpa en
Villa Carlos Paz. Este es el año de «El manosanta», «Álvarez y Borges» y «El mucamo Perkins». Comienza la Fiebre Olmedo. En septiembre inicia un ciclo de presentaciones en el restaurante Michelángelo, junto a Javier Portales, Beatriz Salomón, Divina Gloria y Alfonso Pícaro; además del cantante Guillermo Guido y los grupos Botton Tap y Caviar. El 18 de diciembre debuta con la obra El Negro no puede en el teatro Neptuno de Mar del Plata.
Durante el verano austral de
1987, la obra bate el record histórico de asistencia de público a la sala, con 119.877 espectadores. Ese año gana el premio Estrella de Mar. El programa No toca botón pasa a Canal 9 y nace el personaje «Rogelio Roldán, jefe de cadetes».
A comienzos de
1988 protagoniza en Mar del Plata la obra Éramos tan pobres, dirigida por Hugo Sofovich. El 3 de marzo se estrena su película póstuma, Atracción peculiar.

Actuacion

Se caracterizó por un humor para adultos, con doble sentido. Mientras actuaba, en ocasiones solía hablar en rosarigasino, cuando no quería que otro de los actores se enterase de algo. Se caracterizó por utilizar el arte de la improvisación y fue un gran transgresor de los códigos televisivos (no seguía los libretos, en medio de sus actuaciones se iba detrás de cámaras, etc.).
Trabajó en
cine casi siempre acompañado por Jorge Porcel, Moria Casán, Susana Giménez, y en dos ocasiones con Tato Bores como compañero de film. Actuó en varios programas de televisión de alta audiencia como Operación Ja Ja, donde participaba en el sketch «Fresco y Batata» (junto a Jorge Porcel) y en el sketch «Polémica en el bar» (junto a Fidel Pintos, entre otros), El Chupete y Alberto y Susana (junto a Susana Giménez).
Sus personajes siguen siendo recordados: el
Capitán Piluso (personaje para niños, sin humor equívoco), junto a su amigo «Coquito»; el Manosanta (un curandero brasileño, un personaje muy de moda en los años ochenta en Argentina), «El dictador de Costa Pobre» (parodia de un típico general golpista del Tercer mundo), «Chiquito Reyes», «Rogelio Roldán», «Rucucú» y «Álvarez y Borges» (junto a Javier Portales), entre otros.

Fallecimiento

La última película grabada por Olmedo, fue “Atracción peculiar”, comedia rodada junto a Jorge Porcel en Mar del Plata (en la provincia de Buenos Aires), durante el verano austral de 1987 con fecha de estreno oficial 3 de marzo de 1988. Es una producción ligera y divertida, de ritmo trepidante y festivo, como en los mejores años del dúo.
Esa misma semana, Olmedo decide quedarse en la ciudad balneario en compañía de amigos personales, con la finalidad de tomarse un merecido descanso post-producción, aunque encontraría la muerte de una forma trágica y sorpresiva, tan sólo dos días después.
Falleció el
5 de marzo de 1988 en esa ciudad costera tras caer involuntariamente del balcón de su departamento en el piso 11º, luego de una noche de juerga y excesos. Su compañera Nancy Herrera fue testigo de la desgraciada maniobra, sin poder evitarlo.
Su deceso prematuro provocó una profunda tristeza entre sus seguidores. Luego de su muerte, comenzó a ser considerado un humorista de
culto, y se celebran homenajes en su Rosario natal y en el resto del país.
En
Rosario, donde nació y pasó sus primeros años de vida, es homenajeado con una escultura de bronce. La misma (ver foto) es visitada por gran cantidad de turistas que no pueden evitar dejar de fotografiarse frente a la escultura del actor.
En
Buenos Aires, una columna baja de ladrillo, en la Avenida Corrientes 1753, obra de José Martínez, tiene en su parte superior las huellas dejadas en cemento de las manos del actor y una placa debajo que dice:
¿Que quiero que quede de mí? Una estatua a mis manos en la calle Corrientes para que miren y digan: "Chau negro". Nada más.
Alberto Olmedo
En
Mar del Plata, a metros del edificio del fatal accidente, existe un monumento que lo recuerda, fiel retrato realizado por la escultora Elizabeth Eichhorn, paseo obligado de los turistas que se reencuentran para fotografiarse junto a su sonrisa y su actitud característica.


Curiosamente, una escena de su última película muestra a Olmedo y Porcel en la cornisa de un edifico de Mar del Plata (con riesgo de caer al vacío), aspecto que evoca en cierta forma las circunstancias en que murió.
La siguiente película de Jorge Porcel, llamada “El profesor punk” (estrenada apenas 4 meses después de la tragedia, en julio de 1988), muestra una actuación de su protagonista más comedida y sobria que la usual (aunque siempre cómica), y tiene una noble dedicatoria a su gran compañero y amigo, enmarcada en la última escena juntos que aparece en “Atracción peculiar”.
Nunca más Porcel volvió a rodar una película en Argentina, profundamente conmovido y marcado por el suceso. Incluso, gran parte de su repentino y radical cambio de vida posterior muchos lo atribuyeron a esa circunstancia.

Hacedor de Frases

En muchos programas y en la vida real, Alberto utilizó muchas frases y citas, que a través del tiempo, se hicieron muy conocidas, y que incluso empezaron a formar parte de la jerga de Argentina:

Y, ¡si no me tienen fe!
¡De acaaaaaaá!
¡Éramos tannn pobres!
¡No toca botón!
¿Me trajiste a la nena?

El Gen Argentino

En 2007, en el marco del programa El Gen Argentino, en el que el público vota libremente para elegir al argentino más destacado de la historia, Alberto Olmedo resultó elegido finalista, entre los cinco argentinos más destacados de toda la historia junto a José de San Martín, Ernesto Che Guevara, René Favaloro y Juan Manuel Fangio.

Curiosidades

El músico Fito Paez le dedicó una sentida canción, el Tema de Piluso.
Fue un reconocido hincha del Club Atlético Rosario Central. En el sitio YouTube se puede ver un video de Olmedo festejando en su programa el campeonato de Primera división obtenido por Central en la temporada 1986/1987.